sábado, 7 de junio de 2014

Una pequeña historia hecha por mi: El grito del cielo.


Hola a todos de nuevo, como todavía no puedo estar por aquí hasta dentro de unos poquitos días, y no lo quería dejar tanto tiempo vacío, he decidido entrar y publicar algo.


Como no tengo tiempo a leer y no puedo subir una reseña (A pesar de que tengo acumuladas), os voy a mostrar algo que he escrito yo. Espero que os guste, recordad que me podéis comentar si os ha gustado o no, o cualquier cosa sobre el relato. Sin más dilación empecemos:


El grito del cielo.


Es un día claro, como otro cualquiera. Luce el sol sobre el azul cielo, un mar de luz. Parece una mañana perfecta, a pesar de ser una fecha tan marcada en mi vida por lo horrible que fue en su momento.


Hoy se cumplen 10 años desde el día de la destrucción. Lo recuerdo como si hubiera pasado ayer mismo, porque esos sucesos están marcados a fuego en mi mente. Los gritos, los empujones, el dolor. Todo.


Si cierro los ojos puedo visualizar aquel infierno, las manos de mi madre buscándome, mis gritos de socorro, la desesperación.


Por aquel entonces yo tenía 15 años y creía que todo el mundo estaba en mi contra, incluso mis padres. Era yo sola contra el mundo. Creía que estaba sola, poco después supe lo que era la verdadera soledad. Parecía un día como otro cualquiera, entonces unos gritos hicieron acto de presencia, las armas y el aviso resonaban contra la puerta. Entonces se vino abajo. Unos militares atravesaron el hueco que antes ocupaba nuestra vieja puerta.Entraron a punta de pistola, dando gritos y nos sacaron arrastras a la calle.


Antes de que pudiéramos siquiera reaccionar estábamos todos expuestos en filas, mientras que el frío del suelo se iba propagando poco a poco por todo nuestro cuerpo. Las madres trataban de ocultar a sus hijos entres su brazos, en vano. Cuando terminaron de registrar todos y cada uno de los posibles escondites les prendieron fuego.


Ante nuestros ojos estaban nuestros hogares, objetos personales, y recuerdos felices envueltos en llamas. Que poco a poco se convirtieron en cenizas, al igual que nuestras esperanzas. Cando creíamos que nada podía ir peor empezaron a disparar contra las personas que se movían, lloraban, o simplemente, respiraban. En ese momento comenzaron los empujones, no sabíamos lo que pasaba. Pero pronto lo descubrimos.


La voz de los militares era tan potente que se hacía oír entre todo ese alboroto. Nos separaron en cuatro grupos, mujeres, hombre, niños y niñas. Cada grupo sufrió un destino peor que el anterior.


Los niños acabaron en campos de entrenamiento para convertirse en militares al servicio de cualquiera que pudiera pagar lo suficiente; las niñas terminamos como esclavas, llevadas a las aldeas vecina en tren, siendo juzgadas y compradas por sus habitantes; las mujeres fueron violadas, algunas acabaron como esclavas y otras tantas muertas; finalmente los hombres fueron asesinados a sangre fría delante de sus esposas e hijos.


Vi como moría mi padre ante mis ojos, como se reducían a cenizas todas mis cosas y como me arrancaban de los brazos de mi madre. Y lo único que podía hacer era llorar, gritar y tratar de aferrarme a mi pasado con todas mis fuerzas. Algo en mi interior empezó a crecer del mismo modo que mi destino se acercaba ¿Era rencor por todos sus actos, ira, venganza por mi familia? No, ahora sé lo que sentía. Impotencia porque vía como toda mi vida se derrumbaba como un castillo de naipes sin poder evitarlo.


Lo siguiente que recuerdo es encontrarme en un tren, atada a otras muchas niñas. Íbamos de aldea en aldea, exponiéndonos ante todos. Cada vez que llegábamos nos poníamos en el centro de la plaza y éramos observadas. Cuando nos reunían para irnos siempre desaparecía alguna. Podías pensar que eso era malo, pero era peor quedar la última. Ahí descubres lo que es la pura soledad.


Recuerdo como poco a poco íbamos adelgazando, acabando esqueléticas; las veces que dormíamos sobre el duelo desnudo. Esas noches en las contemplábamos las estrellas, su amplitud. Ansiando la libertad. Imaginarnos volando por ese oscuro cielo cubierto de puntitos luminosos, trazando círculos, espirales, riéndonos. Disfrutando de esa libertad.


Todavía sigo observando en las noches oscuras esos haces de luz entre toda esa negrura. Esas luces fueron nuestra esperanza en momentos difíciles. Siempre pensé que las estrellas son todos los familiares que has perdido. Por eso, sé que mis padres estarán siempre conmigo a lo largo de mi vida.


El día más feliz que viví tras la tragedia fue cuando dejé de ser esclava. La persona que me salvó de esa tortura fue la persona que más he llegado a querer. Mi hermano. Estábamos en otro pueblo, lo denominaban la Base. Ahí era donde instruían a todos sus militares. Ya había perdido la cuenta de todo el tiempo que había pasado. Estando allí me di por vencida, ya no tenía la fuerza para volver a levantarme. Entonces una voz se elevó por encima de las demás.

Cuando miré al chico que estaba hablando no lo reconocía. Y  estaba irreconocible,mas me fijé en sus ojos. Eran azules y tenía una mirada con una intensidad que podías ver su fuego interior. En ese instante brotó de mi garganta una frase que hacía mucho que no pronunciaba y un nombre que permanecía olvidado en mi mente "Por favor ayúdame, Kyle. Hermano." Y me desmayé.


Después solo recuerdo estar en una casa, tras mucho tiempo, tumbada en una cama. Era extraño dormir sobre algo blando, cuando ya te has acostumbrado al suelo. Me levanté a trompicones, en la habitación de al lado estaba mi salvador. Ahora sí lo reconocía mejor, se parecía mucho a nuestro padre. Había pasado un año desde aquel fatídico día y ambos habíamos cambiado mucho.


Así me libré de aquel horror. Mi hermano fue mi chaleco salvavidas, no estaría aquí de no ser por él. Desde que nos reencontramos retomamos los quehaceres de las familias normales.


Aunque ya no vivamos juntos seguimos siendo un gran apoyo mutuo. En este instante vamos en coche de camino a las ruinas de lo que un día fue nuestra casa. Llevamos una flor en la mano y un grito en el cielo ¡Viva la libertad! 

Fin.


Bueno, este es el pequeño relato que he escrito. Gracias por leerlo, no olvides comentar y nos leemos pronto. Un beso y hasta la próxima :)

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Solo decirte que tienes un don para la escritura :) Me ha gustado mucho.
    Un beso!

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    1. Hola, gracias por comentar, que opines eso de algo escrito por mi me hace muy feliz.
      Un beso:3

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  2. ¡Hola, hermosa historia, ha sido muy emotiva! Enhorabuena!
    Te he nominado a dos premios en mi blog :) http://hablandoconlibros.blogspot.com/2014/06/nominacion-premios-liebster-2-y-3-y.html

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